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Cualquier tiempo pasado no fue peor. Reconocimiento y Justicia a La Transición Española, en La piel de Todos de Óscar Uceda

mileniAts Books • ene 03, 2020

Lee gratis el capitulo dedicado a La Transición española, del libro "La piel de Todos" de Óscar Uceda 



La Constitución de 1978

Decíamos en el capítulo anterior que el objetivo principal de la Transición para consolidar el proceso democrático era dotar a los españoles de una Carta Magna.
La primera de la historia de España sería la de 1812 y desde entonces muchas constituciones se vinieron sucediendo en los convulsos siglos XIX y XX con mayor o menor fortuna.
La que se fraguó entre 1977 y 1978 tuvo el doble reto de superar una guerra civil seguida de cuarenta años de Franquismo, con la visión más estratégica de acabar con dos centurias de enfrentamientos entre españoles y su progresivo alejamiento del resto de Europa.
El primer paso para redactar la nueva Constitución tras las elecciones de junio de 1977 fue la de designar un equipo redactor. La Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso de los Diputados nombró una ponencia de siete componentes que serían los designados para elaborar el texto. Estos siete escogidos pasarían a la historia como los padres de la Constitución y serian: Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez-Llorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón por la Unión de Centro Democrático, Miquel Roca i Junyent por el Pacte Democràtic per Catalunya, Manuel Fraga Iribarne por Alianza Popular, Gregorío Peces-Barba por el Partido Socialista Obrero Español y Jordi Solé Tura por el Partit Socialista Unificat de Catalunya.
El texto resultante pasó por el Congreso de los Diputados donde fue aprobado por una amplia mayoría de parlamentarios con 325 votos a favor. Luego, el borrador pasó al Senado donde obtuvo 225 síes.
Finalmente, el texto definitivo fue sometido a referéndum el 6 de diciembre de 1978 obteniendo un sí abrumador con el 87`78 % de los sufragios que suponía casi el sesenta por ciento del censo electoral.
La nueva Constitución de 1978 sería la segunda más densa de la historia del constitucionalismo español tras la del Cádiz de 1812. Se compone de 169 artículos repartidos en once títulos incluyendo el preliminar. Se estructura en dos partes, una dogmática con los principios constitucionales y los derechos fundamentales y otra orgánica, con la organización territorial, la división de poderes y la organización política del Estado. 
La redacción del preámbulo fue dirigida por Enrique Tierno Galván, y su contenido es una declaración de intenciones, anunciando cuales son los valores que defiende el texto constitucional.
La nueva constitución indicaba que España es una monarquía constitucional dividía en tres poderes. El legislativo, el ejecutivo y el judicial.
Como en toda constitución moderna, en su capítulo 1.2 la Carta Magna establece que la soberanía, es decir, la propiedad de la nación reside en el pueblo, del que emanan los poderes del Estado.
“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” 
Quedando claro que la propiedad de la nación y de su devenir queda en manos de todo el pueblo español, como en todo marco legal democrático, la Constitución del 78 establece la igualdad de todos los españoles en su artículo 14. Diciendo lo siguiente:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".
Por último, en su artículo segundo la Constitución establece que la nación, es decir, el conjunto de ciudadanos españoles propietarios de España es indivisible. Es decir, que ningún español o colectivo de españoles puede apropiarse de una parte a su voluntad ya que se trata de una herencia indivisible porque es de todos. El artículo reza así:
“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
Estos tres artículos nos llevan a aclarar una confusión muy extendida en la sociedad española de 2018 y que supone un atentado contra los derechos fundamentales de todos los españoles. Este es el mal llamado “Derecho a decidir”.
En realidad, el dilema es sencillo de explicar:
1 España es propiedad de todos los españoles.
2 España es una propiedad indivisa. 
3 El destino de España lo deciden todos los españoles sin excepción.
4 El "derecho a decidir" excluye del voto al 80% de los españoles atentando contra el capitulo catorce ya que diferenciaría entre españoles con derecho a decidir y españoles sin derecho a decidir en una disposición que afecta a la propiedad de la Nación española.
Sencillamente, el derecho a decidir de forma segregada en democracia no existe a no ser que se traten de regímenes pseudo democráticos como el sudafricano con el Apartheid (1948-1994) o el vigente en algunos estados del sur de EE. UU. con las leyes de segregación racial a mediados del siglo XX.
 Aclarado este punto, la Constitución de 1978 de la que ahora se cumplen cuarenta años ha traído a nuestro país el período más largo de democracia, paz, estabilidad, crecimiento económico, justicia social, libertad y desarrollo desde finales del siglo XVIII.
La estabilización y consolidación de la democracia en España facilitó la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea el uno de enero de 1986. En 1992, las olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla fueron la puesta de largo de la nueva España en el ámbito internacional. 
Hoy en día, nuestro país está entre los más desarrollados del mundo y entre los que se vive mejor. 
La esperanza de vida es la segunda más alta del mundo con 83 años. La Sanidad está considerada como de las mejores del planeta, la tercera según el ranking de Boomberg. En la mayor parte de las encuestas y listados que cada año se publican, España aparece en los lugares más altos en cuanto a calidad de vida. Ello favorece que España, pese a ser un pequeño país del sur de Europa sea la segunda potencia mundial en turismo y muchos pensionistas europeos eligen a nuestro país como lugar de retiro por las excepcionales condiciones de vida, servicios y clima que ofrece nuestro territorio.
Ayuda, y mucho, nuestro legado y también el hecho de ser la tercera nación del mundo en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. 

Ciertamente no se puede caer en la complacencia, son muchas las facetas en las que el país debe mejorar, pero viendo con perspectiva lo conseguido en los últimos cuarenta años de Constitución no hay duda de que la mejora ha sido incuestionable. 
La Carta Magna vino a poner solución a un momento problemático de nuestra historia, muy delicado, en el que la tradición apuntaba hacía un nuevo fracaso. No fue fácil, pero se consiguió el éxito pese a las muchas dificultades. 

Tal vez, después de cuarenta años de experiencia democrática, nuestras leyes precisen enmiendas, ajustes o correcciones para así adaptarse mejor a los nuevos tiempos. 
Tal y como ha sucedido en otras buenas constituciones que han perdurado hasta nuestros días, pero en esencia, todo apunta a que esta de 1978 será la Constitución que durante ciento setenta años nuestros antepasados buscaron con denuedo sin llegar a encontrarla.


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