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Escribe para que te compren y te lean

mileniArts Book • mar 03, 2021

Escribir bien cuesta, que te compren y que te lean aún cuesta más, pero si lo intentas con las herramientas adecuadas es infinitamente más fácil. 

En la actualidad, con el auge de la autoedición, la lectura online, y las facilidades de gigantes de la venta como Amazon,  existe la creencia, generalmente aceptada, de que existen más escritores que lectores.  Muchas personas se atreven animadas por editoriales con más o menos criterio, o escrúpulos, a publicar sus obras, con la esperanza de que alguien se fije en ellas y las compre.  Ni siquiera los grandes sellos renuncian a este negocio, si tienen la oportunidad de que un autor al que no van a publicar en papel acepte la oferta de publicar online, sabedores de que si el autor no publicara con ellos lo hará con otra editorial o con Amazon. Al fin y al cabo el negocio es el negocio...

¿CON QUIÉN PUBLICAR? 

Lo primero que cualquier persona que ha escrito un libro o quiere escribirlo debe plantearse es quién lo va a editar.  Si después de  probar con las  principales editoriales del mercado tradicional, no consigue un contrato, puede que piense en la autoedición. En este caso debería recordar el refrán que nos recuerda que lo barato es lo más caro. 
Plataformas como Amazon facilitan la autoedición y la autopromoción. Como en todos los oficios o negocios, también en el mundo editorial abundan  los fans del hágalo usted mismo. El bricolaje editorial ofrece básicamente el premio de la satisfacción personal de haber publicado nuestra historia. Además significa un ahorro en tiempo y en dinero considerable. 

NO RENUNCIES A CONSEGUIR UNA EDITORIAL 

Hay otras editoriales menos conocidas, que ofrecen servicios de coedición. Te piden que compres una cantidad de libros para garantizar que vas a implicarte en la promoción de tu libro. Un libro ni hoy ni nunca se ha vendido sin promoción, ni sin la implicación directa del autor en esta tarea.  A cambio el editor te ayuda a trabajar profesionalmente en tu manuscrito para que llegue a los lectores en condiciones optimas. 
 En términos literarios podemos asegurar que quien tiene un editor tienen un tesoro. Gracias a muchos editores y editoras las obras de los autores más conocidos de la literatura universal se han convertido en grandes éxitos comerciales consiguiendo millones de lectores. 
Un ejemplo muy significativo, de los muchos que hay es Albert Zuckerman fundador de Writers House. y agente, consejero y editor de autores de éxito como Ken Follett, Michael Lewis, Olivia Goldsmith, Nora Roberts, y Stephen Hawking.
En su libro de consejos para escritores se formula algunas preguntas que todo autor contemporáneo debería responder. 

PREGUNTAS DE ALBERT ZUCKERMAN

1. ¿Lo que está en juego es algo “monumental”?

2. ¿Tengo personajes “más grandes que la vida”, capaces de hacer cosas extraordinarias, como Escarlata O’Hara o Don Corleone?

3. ¿Se puede sintetizar el impulso de mi novela en una pregunta dramática sencilla pero fuerte?

4. ¿El conflicto está articulado con algún “high concept” (según el autor “premisa radical y un poco extravagante”)?

5. ¿El espectador tendrá alguna implicación emocional con algún personaje?

6. ¿Se desarrolla en un ambiente insólito o excitante?


LA PROMOCIÓN ES IMPERATIVA 


La promoción como ya hemos dicho es un imperativo. Como lo es  la buena publicidad en Internet 
y el manejo de las palabras clave en las redes sociales. 
 Libros como ¡El arte de vender por todos los medios! La publicidad tiene la palabra del maestro de escritores de anuncios Ricardo Pérez deberían ser de lectura obligatoria para quienes quieren elegir bien el título de sus obras. 

Ricardo Pérez es el dueño de la palabra en la publicidad española e hispano americana. Desde que empezó, hace ya bastantes años. Y lo es, en durísima competencia con otros excelentes publicitarios que llenaron nuestras tierras con magníficas campañas de indudable éxito en el panorama mundial de la publicidad. Ricardo Pérez gana la batalla de la palabra con textos antológicos, con eslóganes inolvidables, con frases como dardos que impactan en el corazón de la gente. Hace fácil lo difícil, como incluir la marca en el eslogan. “Calvo, claro”. “El que sabe, Saba”. “Voy a comer con Don Simón”. Nadie ha olvidado esos eslóganes ni sus marcas. Y cuántos eslóganes pasan a mejor vida sin saber a qué marca sirvieron, o no sirvieron.
 Ricardo escribe para la gente, no para los premios, aunque haya ganado muchos. Y eso es lo que hay que hacer. Para eso nos pagan, aunque últimamente parece que algunos valoren menos la publicidad y más la contabilidad de costos, aunque ésta sea incapaz de vender una sopa a un hambriento.
Ricardo vende lo que toca, como si su mano tuviera un poder mágico. Y es que lo tiene. Cuando su mano agarra la pluma, estás perdido, forastero. La maneja como Gary Cooper el colt y dispara conceptos que suenan y resuenan en todo el oeste y el este.
 Ricardo tiene tres grandes amores: su inseparable Fátima, la publicidad y la radio. Algunos de sus mejores eslóganes han sido para la cadena SER. Dice Ricardo que lo bueno, si breve, dos veces breve y lo borda con su buenísimo “Yes, SER”. (A veces es fantástico no dominar el inglés. A un americano no se le habría ocurrido nunca.) Si no se hubiera prohibido la publicidad de tabaco, Ricardo Pérez habría convertido la marca Davidoff en el Hamlet cigars hispano. La marca de tabaco más premiada de Inglaterra y del mundo habría tenido un serio competidor. “Davidoff, los que presumen de rubio, ahora lo tienen negro”. Como lo tendrán negro lo que no lean este libro, porque muchos lo leerán y serán mejores publicitarios, aprenderán de los que más saben, harán mejores campañas y ganarán más dinero. De modo que no os quedéis en el prólogo, que lo bueno viene ahora. 
LUÍS BASSAT 

En este enlace encontrás información https://www.mileniarts.com/La-publicidad-tiene-la-palabra

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