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UNA ACADEMIA VIEJUNA

Reyes Ferrer • may 29, 2018

HASTA QUE LOS VIEJOS JEFES NO MUERAN...

La revolución de las sillas.

Publicado en Anuncios 17-06-13

El pasado mes de abril, en la ceremonia de La Academia , la institución nombró a sus miembros de honor. Entre ellos, como es casi norma, ninguna mujer. También es verdad que en La Academia la participación de los y las profesionales brilla por su ausencia, los miembros de número no llegan a ¿250?. Ya nos vale. No se si los 50 € de la cuota son una barrera. Aunque lo dudo. Y aunque la pregunta ¿Qué gano siendo académico? no tenga aún una respuesta incontestable, soy de las que cree que las revoluciones han de hacerse desde dentro. Y que estaría bien que con cuota o sin ella todos los publicitarios de oficio, de título o grado y de vocación se unieran a su Academia. Ya se sabe que la unión hace la fuerza.

En La Academia, por lo que deduje de la ceremonia, sólo hay dos épocas en las que una, o uno, tenga oportunidad de soportar el foco y agarrar el micrófono, la edad de la inocencia, y la de la experiencia. En la gala solo se celebra a los jóvenes y a los veteranos. A los del medio, ni se les menciona. Deben considerar que para este colectivo (los del medio con silla) ya están los festivales.

Gran error, que a mi juicio de “Mad Woman” debe corregirse, cuanto antes mejor. Son los que aún están corriendo para que nadie les quite la silla los que necesitan más el aplauso. Y por lo tanto yo reclamo un premio para la ejecutiva/o de cuentas del año si aún no existe. ¡Que bonito sería que todos los compañeros hicieran propuestas a aquellos y a aquellas de su rango que se esfuerzan a diario para que la profesión se mueva y todos tengamos asientos!

En cuanto a las profesionales añosas, tendremos que seguir esperando los honores sentadas porque aún no nos llegan, El honor está reservado a personas que rondan los 70 años, por lo que es comprensible que las redactoras, planificadoras de medios,diseñadoras gráficas, product managers, directoras y ejecutivas de cuentas, compradoras de arte, responsables de tráfico, vendedoras de espacios, además de las jefas de producto y de comunicación del anunciante no estén ni se las esperé hasta dentro de una década. En los años 60 ni la fotógrafa Colita, ni la modelo Teresa Gimpera podían ser consideradas como publicitarias... Quizá hubo muchas mujeres como estas dos últimas que hicieron cosas importantes pero no llegaron a presidir agencias o ganar premios en festivales con lo cual su trayectoria siempre será pequeña comparada con la de los hombres que han dedicado su vida entera a una única tarea.

Este año el honor ha sido para Juan Campmany, Luis Casadevall, José María Lapeña, Afredo García Valdés, Joaquín Maestre y Michel Malka ¡Ahí es nada! Cualquier cosa después de oir sus nombres, y en este foro, se queda escasa. Ellos hacen grande la profesión.

El primero - Juan Capmany, me sorprendió al principio, por no hacer mención a sus clientes, pero luego al cerrar la gala, volvió a sorprenderme al atreverse a añorar a aquellos anunciantes valientes que incitaban a sus agencias a ser más creativas. Creo que Juan, con el carisma y la simpatía que le caracteriza puso el dedo en una llaga que supura y que solo puede curarse con la revolución de las sillas.

¿Qué qué es la revolución de las sillas? Pues algo tan sencillo como dejar de sentarnos unos/as frente a los otros/as, y empezar a alinear las sillas para que estemos al lado. Si el cliente y su agencia no se sienten un único equipo, en el que unas veces lidera el uno y otras la otra, puede que lo único que acabemos por conseguir es un publicitario/a en la RAE. Y yo, que también quiero un publicitario/a en la RAE, prefiero 100 clientes/as en La Academia.

De momento ya está Coca.Col a... que como Dios, está en todas partes.

Y El Corte Inglés

Pero ¿y los otros?

Por 50 € dudo que ningún Jefe o Jefa de Marketing o Publicidad, por mal que estén las cosas renuncie a sentirse incluido entre sus compañeros de trabajo. ¿Quién sabe dónde va a tener mañana su silla?

Futuro Perfecto

Los nuevos profesionales de la comunicación, serán transversales. Y compartirán. Ya lo hacen. Las redes sociales y su nuevo talante les ha habituado más a compartir que ha competir. Son generosos, se ayudan mutuamente, y se promocionan hablando bien los unos de los otros. Son pacientes y respetuosos con sus mayores. Y saben mucho, pero lo que aún es mejor, saben que nunca van a querer dejar de aprender. Esos jóvenes, no se enfrentan a demasiados problemas de género. Ellos tendrán su silla aquí o allá, a veces en casa y otras en cualquier lugar del mundo. Los más valientes trabajan ya como autónomos (llevamos años nutriendonos de freelance) Pero lo hacen sabedores de que ser autónomo no es sólo una circunstancia también puede ser una elección e incluso una vocación.

No sé porque algunos de estos jóvenes aún no hablan el inglés tan bien como hablan el castellano. Deben hacerlo. Hemos de seguir advirtiendoles de que si no lo hacen perderán muchas oportunidades. Debemos exigir también a nuestros centros universitarios, que promuevan la colaboración con universidades de otros países. Cada vez hay más doctores y doctoras, pero ¿se les exige que hablen inglés? Se les explica lo suficientemente bien a los futuros docentes que si no son bilingües difícilmente podrán impartir clases y juzgar a alumnos de comunicación que exponen su talento en un idioma que no dominan. ¿Qué pasa con las sillas de los profesores universitarios? ¿La ceden con frecuencia a profesores de otros países? ¿Piden asiento en otras universidades? ¿Se ha convertido la formación en un negocio más rentable que el ejercicio de la profesión que se enseña? ¿Es más estable y confortable ser docente que salir al ruedo a torear con la vida real?

Y en las Agencia, o en los Anunciantes ¿Existe la cultura de intercambio?

¿Cuántos estudiantes extranjeros tenemos en nuestras agencias? ¿Cuantos profesionales de otros países están aquí aprendiendo Español? Seguro que muchos más de los que yo imagino. En los años 90 intentábamos que en las multinacionales los creativos trabajasen en equipo con sus compañeros de otros países. Así las ventajas de ser multinacionales sería ciertas en todos los ámbitos. Era casi una utopía. Lo que hacían era basicamente competir y raras veces colaborar. ¿Será que no hablaban el mismo idioma?.

Ni siquiera tengo claro que algunos de los directores creativos que acudían a festivales internacionales, comprendieran al 100% los spots. No obstante, se pillaba la esencia. Y no se imponía de forma implacable la traducción.

Si esta crisis tiene algo de oportunidad es también esta, la de la silla voladora. Los que se van cuando regresen volverán con una C+ y entonces aunque se vayan a Sevilla, no tendrán miedo a perder su silla. Más bien al contrario. Muchos volverán con amigos físicos y virtuales de otras nacionalidades con los que si van a entenderse. Y confió en que cuando manden mucho nunca impongan a nadie un spot o una única pieza para todos. Esto no es café.

En ese futuro perfecto, la cocina de las agencias españolas será como la cocina del Celler de Can Roca. Anunciantes ¡España tiene a punto a los mejores comunicadores del mundo! No es este un país de traductores es un país de creadores. Y de creadores multiplataformas, transmedia, y lo que se nos ocurra. ¡Pasen y vean! Hay asientos para todos.



Gracias por compartir :)

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