Ángel Puertas, una persona muy legal, en busca de buenas razones...

Ángel Puertas es hijo de padre madrileño y madre toledana, Ángel Puertas creció en Aluche con sus tres hermanos Se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, con notas del montón. Como suelen hacer todo los listos. Tuvo de profesor a Íñigo Cavero (ministro de cultura y de justicia de UCD). El doctorado lo empezó en la Universidad de Alcalá de Henares y lo acabó en la Universidad Autónoma de Barcelona. En la capital de Cataluña, conoció a su mujer, bióloga y madre de sus dos hijos. Si le ves en una de sus conferencias puede que sientas que estás con alguien que de ser periodista podría tener el perfil de Jordi Évole, por su aspecto de joven entre informa formal, o el tono de voz , del que pese al perfil bajo , sabe más de lo que quiere aparentar.

Porque muestra la cuna histórica de las emociones que generaron el conflicto emocional entre Cataluña y el resto de España. El nacionalismo es impermeable a los racionamientos porque la emoción es tan intensa y tan gratificante que se blinda frente a los argumentos adversos. Si no conocemos el origen de la afectividad narcisista no podremos acertar con el tratamiento, estaremos incurriendo en los mismos errores de siempre para remediarlo: o inútil contentamiento o enervante enfrentamiento. A fin de cuentas el nacionalismo es una patología del alma, un sentir desmesurado por una identidad nacional. Casi todos tenemos un sentimiento nacional, pero cuando este impide la convivencia ese sentir es un problema. Las soluciones solo puede venir de la audacia, la grandeza y la generosidad.

Por supuesto. Ofrece la visión de un madrileño, que puede asemejarse a cómo percibe el problema otra parte de España, alguien que lo vive con el afán de comprender las debilidades del tejido nacional y superar los conflictos. Permite aprender por qué una parte de los tataranietos de Agustina de Aragón o de los nietos de la ministra anarquista Federica Montseny no quieren ser españoles.

Sí. Para conocer la profundidad emocional de las heridas producidas y sufridas hace tan solo siglo y medio por nuestros antepasados. Si quieren entender lo complejo de la solución, también. Ayudaría a entender la desazón que sacude a esta parte de la piel de toro. Algo que también puede suceder en muchos territorios de la UE si no se le da importancia al hecho de reconocer culpas y trabajar el discurso de la empatía. De la comprensión del dolor y de la resiliencia.

Por mi experiencia con la primera edición sé que los independentistas que lo han leído se entusiasman con los primeros capítulos, tal vez porque descubren que en Madrid no se siente la inquina contra Cataluña que ellos sospechan, y porque exhibe unas interioridades de la sociedad catalana que ellos mismos desconocen y les agrada contemplar. Pero cuando se percatan de que su sentimentalidad se fundamenta en mitos creados para salir de los traumas de una sociedad descoyuntada por el carlismo y la industrialización se desmorona su entusiasmo al leer el libro. Prefieren seguir creyendo en unos mitos que les proporcionan un ideal por el que luchar. Y al igual que los niños se enfadan con el que les enseña que los Reyes Magos son los padres muchos nacionalistas se alejan del que les muestra que su rey va desnudo. Es doloroso contemplar cómo se desvanecen los sueños. Es duro descubrir que el suelo firme por el que uno caminó durante años son simples arenas movedizas formadas por miedos y prejuicios.

No creo que sea un libro especialmente destinado a un determinado sector económico o social. Tal vez les sirva para apreciar que el problema no es político, sino social y que tiene raíces muy largas y profundas.

Los medios catalanes, sí, en grandísima medida al no incorporar de forma proporcional las voces de los críticos con el nacionalismo, pero no es completamente responsabilidad suya, sino de la dependencia económica hacia la Generalitat, pues casi todos reciben copiosas subvenciones e ingentes sumas de la publicidad institucional, y ya sabemos que es arriesgado cuestionar a aquel de quien económicamente se depende. Algunos medios del resto de España, en cierta medida, también, por el tono desabrido que en ocasiones emplean, lo que no contribuye a solucionar el conflicto".

La universidad, como todo ámbito intelectual y creativo, es un semillero de idealistas. Lo lógico es que la formación académica ayudará a cuestionar las creencias y sirviera como filtro a los prejuicios y los juicios de valor de quienes han legado textos desarrollados más como pensamientos deseados que como leyes irrefutables en ámbitos como la historia, la economía, el Derecho internacional o constitucional…, pero desgraciadamente no es así. La pasión nacionalista es más fuerte que la reflexión. Por eso creo imprescindible entender y desmenuzar esa pasión, con objetividad, pero con cariño, sin demonizar al que vibra en diferente onda, porque normalmente la gente siente de una manera pero desconoce el porqué de ese sentimiento. En muchísimas ocasiones las personas no somos dueñas de nuestros sentimientos y de nuestros pensamientos, sino esclavos de ellos. ¿Y cómo condenar a quién no es plenamente responsable? Prefiero conocer por qué germinó la semilla, cómo se desarrolló y cómo podría convivir en un ecosistema de ayuda y confianza mutua, sin exclusiones ni excomuniones.

El dolor de los silenciados, de los catalanes de segunda.

Porque tal vez yo también sea presa de ese pensamiento hegemónico que da prioridad al sector más extremado del catalanismo y se olvida de la Cataluña silenciada.