Blog Post

La influencer que se coló en el grupo VW

Reyes Ferrer para mileniArts • oct 11, 2022

Vender Mola 


¿Conocéis a Madwoman? Soy yo, madwoman made in Spain
¿Sabías que soy la mujer que aplicó todo lo que aprendió en la mejor agencia de publicidad del mundo, en una marca aspirante al trono de los coches de lujo y la convirtió en reina? 

Si me escuchas cada semana, descubrirás cómo lo hice. 

Por si no me conoces soy una Silver surfer visionaria y neorural.

En la década de los 90, había cumplido 30 años, había trabajado para grandes marcas en las mejores agencias de publicidad de aquel mundo y aunque me gustaba mucho ejercer de “ejecuti” después de haber sido “creata”, decidí pasarme al anunciante buscando estabilidad. No estaba Linkedin pero funcionaban los diarios. Yo ví la oportunidad en La Vanguardia, un periódico muy leido en Barcelona por aquella época. Fué un domingo que seguramente estaría cabreada por un sueldo que muchos jóvenes de 30 e incluso treinta y tantos quisieran ganar ahora. 

¿Sabías que en los 90 NO había publicitarios con carrera en las multinacionales? ¡Y menos procedentes de agencias! Tampoco había mucha gente que supiera mucho marketing. La biblia era el tocho que había publicado Kotler antes de escribir su marketing del milenio, en cuya edición española aprecio una de los anuncios de los que soy responsable. .

Yo me había especializado en la P de promoción. Y la de Producto me era bastante indiferente. Pero mi primera década como publicitaria novel me enseño que el consumidor no es tonto y que el producto ha de cumplir lo que la promoción promete si quiere seguir vivo en el mercado. Porque el voca a voca es el mejor anuncio. 

Aquel mercado ochentero y después finisecular, era un mundo machista, patriarcal, y con un marketing elitista y poco democrático en el que todo era piramidal 
Pero era lo que había y lo disfrutamos.

 Las mujeres, un segmento del mercado del que formo parte, Y cuando digo mercado me refiero al laboral, en detrimento del otro. No teníamos referentes, y nuestro modelo directivo era el masculino. Armani, un amante de los hombres, tuvo algo que ver y también Amancio Ortega, que copiaba a Armani de maravilla. Así que hasta vestíamos masculino y barato. Zara era asequible, muy asequible. Por lo que podíamos cambiar de chaqueta con mucha frecuencia.   
Gracias a Zara, era más fácil sentirnos elegantes y poderosas mientras seguíamos pagando la hipoteca. Sí el sueldo daba hasta para comprar pisos. 
Mentiría si no dijera que el mundo de la publicidad es muy marquista- Pero Amancio copiaba de maravilla. 
 Por aquella época el branding no era personal, vivíamos sin internet y sin ventas chinas online. Pero los títulos universitarios se cotizaban mejor que ahora. Y entrabas en las empresas con un valor añadido que elevaba tu categoría profesional y en consecuencia tu nómina. Había reglas, muchas de ellas absurdas como la de competir hasta con tus compañeros de trabajo y la de disfrazarte de muer de negocios. Aunque los aseos de señora estaban empezando a colocarlos. Fuimos pioneras y no estaba prevista nuestra llegada a las primeras plantas a no ser que fuésemos primero mecanógrafas y luego secretarias. A la que te ascendían tenías que pasar como mínimo por la tienda de Emporio (la low cost del hombre de negro) y colgarte del hombro algún bolso cuyo valor era obsceno.
 Eras una mujer anuncio de productos de lujo. Y los hombres idem. Como ganaban más sin pudor ni vergüenza, ellos se lo gastaban en relojes horteras y coches deportivos o de suspensión blandisima. 

 Afortunadamente el dress code podía asumirse porque los salarios eran mucho más decentes que ahora. Los regalos no estaban prohibidos. Cobrabas dietas y desplazamientos además de tener coche de empresa y una gasolinera a tu disposición y a coste cero. Además de aparcamiento. Así que por aquello de que el hábito hace al monje no solo vestíamos como hombres sino que PENSÁBAMOS COMO ELLOS. Ese era el objetivo. . 

Yo, como muchas mujeres de mi generación fuí victima de género, pero el daño no me lo hizo ningún hombre, ellos también son víctimas. El daño, si es que es esa la palabra justa, lo hacen las anclas culturales. 

Lo cierto es que a los 30 años yo quería ser madre, ganar más pasta y trabajar menos. 
Pero la paradoja era que a esa edad estaba en “plena” forma para el “pleno” empleo. Aunque mi reloj biológico me gritaba ¡AHORA O NUNCA! y a mi, que no tenía ni idea de lo que significaba ser madre, y menos madre trabajadora… lo que realmente me importaba era SER MADRE. ¿No era eso para lo que veníamos las mujeres al mundo? ¡ESA ERA MI MISIÓN EN LA VIDA!. Mi carrera era algo poco documentado en la HISTORIA DE LA MUJER, Ni mi abuela, ni mi madre, ni mis tías eran mujeres de carrera… ¡EL SÍNDROME DE LA IMPOSTORA! Era como el iPhone algo totalmente fuera de foco. Inimaginable.  

No obstante, mi cabeza ya estaba amueblada ( y ahora sé que muy bien amueblada). En una década crucial para España y para mi vida, había adquirido la experiencia necesaria para acertar en la toma de decisiones y conocer el mercado español. Lo que no conocía, era el mercado mundial,
Aunque tenía una ligera idea… Había trabajado en Madrid para Cartier y L´Oreal, por lo que conocía un pelín lo que se cocía en Francia.
 Mi mejor jefe en Agencia fué un ex marine Norteamericano, que me contaba historias del Vietnam… La agencia, TBWA, era americana, y ya sabes, pusieron a uno de los suyos cuando quisieron entrar en el mercado español de la mano de sus clientes europeos. Lo hicieron con una fusión y adquisición y al pobre yaky los adquiridos no le hicieron precisamente la ola. La única que No le hacía Ghosting era yo, La “digi digi, la catalana o la polaca, según el humor de los madrileños de entonces, que dicho sea de paso eran igual de acogedores que ahora. Yo no era Emily Paris. Pero era “Digi Digi” en Madrid, osea más o menos lo mismo pero con mucho más glamour y más movida. Mi jefe yankie me enseñó mucho y yo le devolví el favor enviándolo a la mejor agencia del mundo, JWT, en la mejor ciudad de aquella España, ósea a Barcelona. En cuanto supe de una vacante se fué feliz a una villa frente a un mar que no era el de China y allí se quedó y me reclamo en cuanto pudo. Amor con amor se paga. 

.Se llamaba Carlton B Bush. El idioma español lo dominaba aún peor que a sus equipos españoles. Al chicarrón se le entendía bastante mal pero tenía algo muy codiciado hablaba Inglés nativo, y además un inglés más fácil de entender que el británico. 
Ese era para la gran mayoría de la clase trabajadora de cuello blanco un segundo idioma poco practicado. No lo hablaba nadie, y cuando digo nadie, lo digo bien.
Yo tampoco. 

Gracias a los Beatles y a David Cassidy me empeñe en ir los veranos a Reino Unido, aunque tuviera que jurar que haría un servicio social que nunca hice. Fué útil porque me ayudó a entrar en la única fábrica de coches de origen español. Bush me dió la oportunidad de practicar el spanglish que me sirvió más de lo qué ni él ni yo nos hubiéramos imaginado. Y tuve que decirle adiós a él y a sus zanahorias, Si zanahorias, no iba nunca a almorzar fuera de la Agencia, su wife le ponía un taper de vitamina A todos los días. ¡Como iban a quererle los madrileños! En Cataluña tenía un pase, porque la pela era la pela y auque seguía siendo rarito se valoraba su ejemplaridad en la dieta, en la economía doméstica y en el trabajo. 
Así fue como llegué a la Zona Franca.   
Bingo me tocó llevar la publicidad de la marca “española” para el mundo mundial, cuando la compraron los alemanes. Expatriaron al equipo directivo que estaba en Madrid y lo trajeron a ¡Mi casa!, cerquita de la factoría y lejos del gobierno… ¡Qué cosas! 
¿Sabías que muchas empresas alemanas están participadas por sus gobiernos autonómicos, sus famosos landers? A Jordi Pujol que hablaba alemán todos los días eso le molaba. 
 Era la primera vez que trabajaba en una fábrica. Aunque solo iba a la fábrica a comer al comedor de directivos. Pero había visto muchas, los anunciantes suelen presumir de sus cadenas de montajes… la de coches es como las otras pero mola más. Aunque los trabajadores son muy de hacer huelga. 
Allí aprendí cosas, cosas que te iré contando si me sigues el rollo y que te servirán de algo. Si no aprovechas la información de valor que pienso ir soltando podcast a podcast…Tú te lo pierdes. Pero siento decirte que es poco inteligente por tu parte. La información sigue siendo poder. 

SEAT tenía muchas “Things go wrong” Y era difícil decirle a los ingleses que no había forma de cambiar el nombre de la firma automovilística y que a nuestros “cochazos” que había que llamarles “asiento” osea SEAT. Suerte que el presidente de Seat es ahora Inglés y la marca ya se llama Cupra. que seguro que en alguna de las tropecientasmil lenguas del mundo mundial suena raro. 

 La experiencia fué chula, pero me harté de volar en primera y con la american express de la empresa. Visitaba las agencias del mundo y a los importadores. Aprendí que España mola, que los tópicos son ciertos, y que no somos diferentes. El trabajo es el mismo ahora y lo era hace treinta y tantos años. La Globalización ya la hicimos al llegar a América por la ruta del influyente Colón. Hay cosas que han cambiado. Seguramente a mejor. ¿O no es mejor una lista de reproducción que el ritual de un disco rayado? ¿No mola más ver la cara de tu interlocutor que escuchar solo su voz e imaginarte lo que no es? Habrá opiniones para todo. Antes hablábamos de progreso, ahora francamente solo sé que he de aprender aún más para intuir el futuro o leer más ciencia ficción.  

Pero vayamos a lo que vamos… a mi lección de hoy que quiere demostrarte que vender mola. pero que es imposible vender sin infuencia. 

Sigo con mi bio: 
Llegaron las olimpiadas, y la crisis del 93 y con ella surgieron nuevas oportunidades. A mi por lo menos, así que a nuestro presidente, el de SEAT, no el de España, le ascendieron a vicepresidente mundial de la marca cenicienta del primer fabricante de coches europeos. Una quiero y no puedo. adquirida a modo de ¡Yo también! para hacer sombra a la marca bávara pija y molona que le hacía mucha pupa a la reina Mercedes. Como ya debes saber, las empresas automovilísticas, son como toda las empresas del mercado libre, empresas familiares, y como en la realeza, entre un fabricante y otro además de celos y envidias hay vínculos familiares. A la marca en cuestión, muy poco apreciada en su casa, la segregaron de la matriz a ver si emancipandose despuntaba. Al darle la independencia lo hicieron a lo grande, dándole recursos como a una princesa capaz de reinar algún día. No lo consiguió en su país de origen. Pero sí en España. Aquí un hombre entusiasta e inteligente . elegido a dedo, como debe ser, por su jefe, que había visto en él energía, ambición, talento. lealtad, y cojones supo hacer lo más difícil, rodearse de un buen equipo. Fué valiente a diferencia de tantos otros directivos y directivas que eligen no a quien pueda mejorar sus habilidades, si no a quienes no le hagan sombra. Esos dos tipos ambiciosos, y proactivos, formaron al actual presidente de SEAT, que fué asistente del vice mundial hasta que se fué del primer fabricante europeo al primer fabricante del mundo, Entonces siguiendo con la buena tradición de las cadena de favores propuso al joven Waine Griffit como Área Manager de su niña bonita, España, el único país en el que la marca de los 4 aros era la más grande y la más deseada.Ser inglés, listo, casi feo, muy simpático y llevar décadas en la empresa ayuda a llegar a presidir una de las multinacionales más emblemáticas del mundo. Aunque a mi juicio aguantar 3 décadas en una compañía e ir ascendiendo requiere entrenamiento, determinación y un espíritu deportivo superior al del mejor de los campeones olímpicos desde que existen esos juegos.

 Pero sigamos con mi historia que a mi me gustaría que fuera interminable, pero a ti no. 

En 1993 pese a la crisis, España era optimista y todo iba a mejorar, o no… 
En este escenario, estaba yo metida, haciendo el pino cada vez que hacía uso o abuso del no matrimonio. Y ni por esas… Cuando ese tipo astuto que me había visto currar me propuso irme con él. El que formó el equipo con talento y generosidad. ¿Quién si no?
Me hacía una proposición que respondía a una insinuación mía… Suelo ser proactiva. ¿Una marca pequeña, con 100 veces menos presupuesto del que manejaba y sin equipo que me diera la lata? Además en mitad de un ERE y yo pagando una hipoteca… Allí me fuí a vivir bien, con el mismo sueldo pero mucho menos trabajo y más tiempo para fecundar lo que fuera… Y hasta organizar una boda para que los niños tuvieran un libro de familia a la antigua usanza. Y así empezó todo. La casi de lujo, en nuestras manos empezó a llamar la atención de un público al que supimos escuchar, al que tratamos con respeto, al que entretuvimos con historias y que sucumbió a nuestra influencia. Mi influencia en ese hecho está probada, agradecida y premiada. Negarla sería ir de falsa, o lo que es lo mismo de modesta. Porque el éxito es de quien cuenta el relato, de quien elige la historia… Pero también es el resultado de un cúmulo de circunstancias entre las que destaca el destino y también el trabajo colaborativo de personas que coinciden en el tiempo y que puntualmente forman equipos ganadores. Al deshacerse se les califica como “equipos soñados''.  

Esa experiencia de éxito ¿Qué me enseñó a mi? Varias cosas 
La primera, que él éxito es un peñazo. 
Es como casi todo en la vida, cuando lo tienes no lo valoras. 
¿Lo añoro? No. Aunque pasé un duelo. El liderazgo es adictivo y desengancharte lleva tiempo. Además la dedicación exclusiva a la familia no era lo mío. Afortunadamente visto con perspectiva considero que dejarlo fue una decisión necesaria e inteligente que me ha permitido vivir otras vida. Quizás estaba destinada a eso. A vivir varias experiencias. Siempre tuve la ilusión de emprender y de ejercer libremente mi oficio. Algo que afortunadamente la tecnología ha favorecido al democratizar la comunicación comercial y el marketing. 
¿Valoro la experiencia? Mucho. Vivirla fué un privilegio. 

¿Por qué cuento todo esto? Porque he comprobado que el que da recibe y me gusta recibir. Soy ambiciosa. A mí me han dado muchas oportunidades. Me han enseñado un oficio. Han confiado en mi criterio y me he sentido valorada y reconocida. No siempre, claro, pero si las veces suficientes para que me lo haya creído. Soy demasiado inteligente para creerme superior. Sé que el éxito es siempre colaborativo. Y que nadie es perfecto, aunque yo casi. Por lo tanto, aunque el destino y la fatalidad influyen en todo, también ayuda la necesidad, que agudiza el ingenio, y la determinación. La voluntad mueve montañas y es una virtud que es imperativo cultivar. 

¿Qué puedes aprender de este relato?

La formación importa. Sin los idiomas y los conocimientos adquiridos en la universidad no hubiera podido desempeñar con la misma solvencia las tareas que se me encomendaron. 

La experiencia importa, Sin haber trabajado 10 años en las mejores agencias del mundo relacionandome con equipos de marketing de un nivel altísimo y muy experimentado no hubiera sabido cómo visitar agencias internacionales en paises extrangeros para auditar su creatividad, ni hubiera podido asesorar a empresarios que invertian grandes sumas de diner al importar coches de un fabricante español muchas veces por imperativo de la marca matriz líder europea. 





Que lo más habitual es que para alcanzar el éxito se requiere recorrer un camino en el que influye el tiempo, un tiempo necesario para estudiar y adquirir conocimientos, un tiempo necesario para experimentar y poner en práctica esos conocimientos y un tiempo para actuar y tomar decisiones. Un tiempo en el que conviene aprender a colaborar con otras personas y a liderar equipos humanos. Un tiempo en el que escuchar es fundamental 

 
¿Por qué esta historia tiene como título LA INFLUENCIA COMO HERRAMIENTA COMERCIAL? Porque resume como una mujer que estudió publicidad en los años 70 cuando solo había dos universidades públicas en España que impartirán la nueva licenciatura en Ciencias de la Información. Publicidad y RRPP, consiguió influir en las estrategias de comunicación de grandes marcas que creaban riqueza antes de cumplir 40 años. El objetivo de su influencia. Incrementar las ventas. Su estilo. Sin enseñar lo obvio. Contando historias, entreteniendo y empatizando. 
Puedes ver ejemplos en mi página web. 

Como yo, miles de personas influyen a diario en su trabajo para vender. Porque vender mola. Vender es justo y necesario. Cuando escucho críticas sobre el marketing de influencers, embajadores y creadores de contenido muchas veces me indigno por el escaso valor y respeto que tenemos hacia las personas que venden honestamente, sin complejos y con mucho tesón. ¿A caso hay alguien que no venda? Algún notario, algún médico… pero el resto de profesionales vendemos, somos marcas personales y como tales cada vez que hablamos lo hacemos para vende nuestras ideas, con mayor o menor nivel de seducción o encanto. 

Cuanto más encanto tenga el influencer mayor será su éxito como vendedor. El día que entendamos que vender es atraer, seducir y generar deseo empezaremos a ver la venta como algo positivo y nunca negativo. 

¿Qué es lo que he comprendido en 40 años de profesión ? 
Que nunca hay que ACOSAR. La gente rechaza el acoso, es un delito. El telemarketing es invasivo, y hay muchas prácticas comerciales como la publicidad interrumpiendo un producto cultural sea el que sea, que resultan agresiva. 

¿Qué me gusta de las redes sociales? 
Que son electivas. Si quieres las ves y si no las eludes. 
Que son democráticas. Qué puedes aprender a retar al algoritmo, aunque tengas que esforzarte mucho para echarle un pulso. 





Entra y escucha el podcast

Gracias por compartir :)

Share by: